CLAUSURA DEL AÑO DE LA MISERICORDIA QUE FUE CELEBRADO EN LA CATEDRAL DE SANTA MARÍA LA REAL DE LA ALMUDENA
Dondequiera que esté un cristiano, los hombres tienen que encontrar siempre un oasis de misericordia»
Madrid 12 de Noviembre de 2016.
La Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de la Estrella de Madrid, estuvo presente en la clausura del Año de la Misericordia que fue celebrado en La Catedral de Santa María la Real de la Almudena. La Eucaristía, presidida por monseñor Carlos Osoro, cardenal electo, arzobispo de Madrid. Junto a él han concelebrado el arzobispo emérito de Madrid, cardenal Antonio María Rouco Varela; el obispo emérito de Ciudad Real, monseñor Antonio Algora; el obispo auxiliar de Madrid, monseñor Juan Antonio Martínez Camino; los vicarios episcopales, el Cabildo catedral y numerosos presbíteros.
En su homilía, el prelado ha agradecido este año que Dios «nos ha concedido por voluntad del Sucesor de Pedro» y ha reiterado que la misericordia «ha de ser el mensaje de la Iglesia, desde el que conquiste el corazón de los hombres», por lo que «no es de extrañar que el Señor nos proponga hoy tres grandes tareas».
La primera de estas tareas, como subraya la primera lectura, es honrar su nombre. «Se honra siendo misericordiosos como el Padre, tal y como nos revela Nuestro Señor Jesucristo. […] Hay un paso que hemos de dar y que, en este Año Santo, tanta gente ha dado: reconocernos necesitados de misericordia, de perdón. Cuando reconocemos que somos pecadores, sabemos y experimentamos que Jesús vino por nosotros, vino a salvar y no a condenar», ha explicado.
No obstante, a veces hay a quien le cuesta «dejarse abrazar y perdonar por el Señor». «Quien está acostumbrado a juzgar a los demás desde arriba, sintiéndose cómodo y considerándose justo, bueno y leal, no sabe honrar el nombre de Dios que es Misericordia», ha aseverado.
Concluyo la homilía con estas palabras: «Hemos aprendido en este año que, dondequiera que esté un cristiano, en las parroquias, en las comunidades, en la Iglesia doméstica que es la familia cristiana, en las asociaciones y movimientos… los hombres tienen que encontrar siempre un oasis de misericordia»,