El fin de semana, del pasado 4 al 6 de noviembre, la Hermandad de Ntra. Sra. del Rocío la Estrella de Madrid realizó su peregrinación anual. Era la XXV peregrinación extraordinaria para orar a la Virgen del Rocío en su Santuario junto a nuestro bendito Simpecado. Una vez más, la peregrinación tuvo sabor a jara y romero, olor a humo de alguna candela y mucho convivir y compartir. En estos magníficos días, los hermanos y seguidores se deleitaron compartiendo entre todos, el amor y la devoción rociera, en comunidad, en Hermandad. El reloj corre muy rápido en el Rocío, pasa el tiempo volando, pero cuando llegas fatigado del largo viaje y te presentas ante las plantas de esa preciosa imagen todo se paraliza y no existe nada entre tu compromiso y su mirada, ya no escuchas nada y tus pasos se clavan en las arenas, entonces convergen la Madre del Señor y tus rezos.

Este año el lugar de alojamiento y pernocta fue la casa de Hermandad de Lucena de Córdoba en el Rocío, los peregrinos se distribuyeron por las habitaciones de la casa y los hostales que hay en la Aldea. Allí te encuentras como en familia, se rememoran los momentos vividos en esos días de Romería del Rocío. Para algunos simpatizantes ha sido su primera y emocionante prueba ante la Virgen Marismeña, ese recuerdo no lo nunca lo olvidarán.

Todo comenzó la tarde del viernes, los hermanos llegaron esperanzados y emocionados, empieza la convivencia, suenan cantes por sevillanas, y a media noche se reza la Salve, este es el primer año que se realiza delante de nuestro Simpecado, todo esto sucede después de llevar muchas horas de viaje, esto se nota en los rostros de los asistentes.

El sábado por la mañana fueron llegando más hermanos, traían  los mismos ánimos y anhelos, incorporándose al camino que la Hermandad había programado, en una parada se celebró la Santa Misa, ofició la ceremonia nuestro Director Espiritual, Rvdo. P. D. Felipe Rosario Bruno, se apreciaba elocuente y emocionado y así lo hizo ver en su homilía. La Santa Misa fue preciosa en estos bellos parajes entre arena y pinos. Cuando este acto terminó se siguió caminando hasta las puertas del Santuario de Santa María del Rocío donde se pudo entrar para darle gracias a la Señora. Para finalizar esta jornada se preparó la procesión para incorporarse al Santo Rosario que la Hermandad Matriz realiza después de la Santa Misa de por la tarde, donde iba el bendito Simpecado como estandarte más importante de la Hermandad. Al llegar a la ermita estaban también los Simpecados de las Hermandades que tienen la peregrinación extraordinaria, allí sonaron gaitas y tamboriles, que emocionante es este acto. Al volver a la casa de Hermandad se rezó el Dios te Salve, precedido de unos minutos de silencio, delante de nuestra Lagrima y nuestro Simpecado.

.A las primeras luces del alba del domingo la Hermandad se desperezó, se preparaba para la Santa Misa de peregrinación extraordinaria en el gran Santuario de la Virgen del Rocío. Una vez todo preparado se inició la procesión desde la casa de Hermandad, presidida por nuestra Lágrima y encabezada por nuestros geniales tamborileros, la Junta de Gobierno, Presidente, Hermana Mayor y representantes de la Junta de Gobierno de nuestra Hermandad Madrina de Ntra. Sra. del Rocío de Trigueros, seguida de todos los hermanos asistentes de la Hermandad. Este acto precedió a la celebración del solemne acto de la Eucaristía, presidida por nuestro Consiliario, Rvdo. P. D. Felipe Rosario Bruno, y en la que nos acompañaron la Junta de Gobierno de la Pontificia, Real e Ilustre Hermandad Matriz de Nuestra Señora del Rocío de Almonte y cantada por el coro de la Hermandad, “Camino y Rocío”.

Son imborrables los instantes vividos en la convivencia y en hermandad en, el camino, en la casa y en la aldea han sido inolvidables. Nuestro agradecimiento a nuestro Consiliario, por su ayuda y cariño a esta Hermandad; a los tamborileros de la Hermandad que con sus sones van abriendo el camino que nos lleva hasta la Virgen Marismeña, al coro de la Hermandad, “Camino y Rocío” que con sus voces alegran la Santa Misa, a todos los hermanos y seguidores que han estado presente en esta peregrinación, a la Junta de Gobierno de la Hermandad Madrina de Nuestra Señora del Rocío de Trigueros por acompañarnos en esos momentos tan importantes para nosotros, a Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Lucena de Córdoba por cedernos su casa y a la Pontificia, Real e Ilustre Hermandad Matriz de Nuestra. Señora del Rocío de Almonte por darnos la oportunidad, un año más, de poder estar junto a Ella, la Santa Madre del Pastorcito Divino. Las lágrimas se derraman, las emociones se comparten y la devoción se desborda cuando estas delante de Ella, a sus plantas. Es precioso siempre estar junto a la Blanca Paloma.

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