Celebramos la VII Sabatina de la Hermandad, vivida el sábado 24 de marzo.

Comenzó, como es costumbre, la Novena en los salones parroquiales, con asistencia de muchos hermanos. Posteriormente tuvo lugar la Asamblea mensual en los salones, donde se informa, a través de la Junta de Gobierno, de todos los actos venideros, una vez terminada la asamblea los asistentes entraron en la parroquia para realizar el Santo Rosario.

La comitiva se preparó para la santa Misa y volver a vivir una soberbia Sabatina, celebrando el día del Domingo de Ramos, en honor de nuestra Madre, la Virgen del Rocío, los presentes vieron una nueva Eucaristía, sobre todo los hermanos que  siempre están junto a su Simpecado. La vocalía de Culto había preparado las palmas, en éste día se recuerda la entrada de Jesús a Jerusalén, en la que el pueblo lo alaba como Rey con cantos y palmas. Este domingo resume los dos puntos fundamentales de la Pascua: La Pasión y Muerte de Cristo, y su Resurrección.

En todo momento se ve que la Hermandad está viviendo la vida cristiana, en cada Santa Misa la comisión de la vocalía de Culto va presentado lo que nos dice el año eclesiástico, esto hace que la adoración al Señor y la  veneración de nuestra Madre, en su advocación de Virgen del Rocío, se vea cada día una mayor participación de todos los hermanos y amigos.

La Santa Misa fue oficiada  por nuestro Consiliario, Rvdo. P. D. José Luengo Coloma.  Su homilía fue para cautivar y sentir lo que representa la Semana Santa dentro de la Iglesia. Nos contó que en este Evangelio del Domingo de Ramos se refleja las partes más importantes de la vida cristiana, como son la humildad, la fidelidad y entrega hacia el Señor, todo ello lo fue relatando desde la entrada triunfal en un borrico, la pasión de Jesús y su Resurrección.

La Santa Misa fue amenizada, por el coro de la Hermandad, “Camino y Rocío”, con canciones referidas a la pasión de Jesús, llevaron a los asistentes a momentos de emoción, dando a la celebración un matiz de recogimiento y sentimiento.

El día terminó con una pequeña convivencia de Hermandad en los salones del Restaurante “Mi Capricho”.

Desear, en esta Semana Santa que tengamos el propósito que Jesucristo nos enseñó durante este tiempo, dando su vida por todos nosotros, demostrando el amor que sentía por todos nosotros y su grandiosa misericordia,  para que podamos conseguir su perdón, para poder vivir con Él eternamente,  y que nunca falte el Espíritu que infunde María, de bondad, obediencia, humildad y amor.

Os deseamos una feliz Pascua.